Comentario
El Achelense, basado en la presencia de bifaces en proporciones importantes, se encontró en Garba XII y en el nivel T de Gombore I, así como en el Bed II de Olduvai. En general, es difícil de distinguir de las fases avanzadas del Oldovayense avanzado y casi será la proporción de los bifaces el criterio utilizado. Así, entre 1,4 y 1 millón de años el Achelense se presenta como una nueva fase cultural.
Sus características principales, junto al ubicuo bifaz, serán el progresivo abandono de los cantos trabajados y el desarrollo de la industria sobre lasca, tanto en cantidad como en variedad de instrumentos. Otro útil nuevo es el hendedor, especie de bifaz con el filo recto. Entre los bifaces su variedad aumenta: junto a formas simples que podemos considerar como cantos trabajados en toda su superficie, pronto se empiezan a ver cómo los bordes se rectifican y se retocan para conseguir un filo recto. Sus formas se regularizan dando ejemplares triangulares, ojivales o elípticos. También empiezan a cambiar sus estrategias. Mientras que los grupos durante el Oldovayense se sitúan siempre cerca del agua, en el Achelense comienzan a utilizar otras zonas más alejadas; esto también se refiere a su aprovisionamiento de materias primas. Mientras que en el Oldovayense se tiende a usar las piedras del propio río, en el Achelense se busca una mayor variedad. Las estructuras de habitación, como las conocidas en Garba XII en Melka Kunture, se presentan como más elaboradas, aunque el esquema básico es el mismo que las anteriores de Olduvai DK. Sin duda, las condiciones climáticas no hacen necesario un sistema de abrigo más elaborado, pues como vimos es casi el mismo que perdura en la actualidad.
Con el Achelense vemos una dispersión de los grupos humanos, que tienden a ocupar todo el continente africano. Materiales de este tipo se encuentran en el norte de Africa, donde los estudios de P. Biberson han establecido la secuencia cultural de Marruecos. Desde una fecha anterior a un millón de años, donde se podría situar Ain Hanech, se puede seguir una serie continua de yacimientos, que le permiten asegurar que el Achelense se encuentra ya hace 900.000 años. Este período cuenta con varias etapas representadas en los yacimientos de Ternifine y Casablanca y cuya cronología se extiende por el Pleistoceno Medio. Entre sus instrumentos destacan los hendedores, con una tardía aparición de la técnica Levallois.
A partir de este momento vemos la expansión de los grupos humanos fuera de África. La vía natural de salida es a través de Palestina, donde encontramos el yacimiento de Ubeidiya. Situado al sur del lago de Tiberíades, presenta una alternancia de depósitos de tipo lacustre y fluvial. Entre ellas se descubrieron cerca de 14 niveles arqueológicos. Su situación cronológica no está perfectamente establecida, aunque oscila entre 1,4 y un millón de años. La industria, que se considera un Achelense Antiguo, presenta tanto cantos trabajados como bifaces, así como una importante industria sobre lasca. Las materias primas presentes son, fundamentalmente, la cuarcita y el basalto. Una buena evidencia del interés del corredor palestino es la presencia, entre los restos de fauna, de animales característicos tanto de la provincia faunística etiópica como de la euroasiática.
Otros yacimientos atribuibles a este momento antiguo son la cantera de Evron, en Israel, o las terrazas de Nahr el Kebir, en Siria. El Achelense está muy bien representado en la zona, desde el valle del Jordán hasta el Eufrates con fechas entre el 500.000 y el 300.000, lo que indica ya una total ocupación de la zona. Una facies especial es el denominado Acheleo-Yabrudiense, caracterizado por una industria laminar, sin técnica Levallois o bifaces. Su datación entre los 150.000 y los 100.000 años lo sitúa ya dentro de la variabilidad del Paleolítico Medio antiguo.
En el resto de Asia los yacimientos adscribibles al Paleolítico Inferior se encuentran por todo el continente. En general nos indican la existencia de una fuerte variabilidad regional en las industrias, situadas cronológicamente en el Pleistoceno Medio, lo que provoca la aparición de una abundante terminología según las distintas zonas. Así, se habla de Soaniense en la India y Pakistán, con industrias con cantos trabajados, bifaces y técnica Levallois. Las industrias sin bifaces se sitúan hacia el Este con el Anyatiense en Birmania y el Padjitaniense en Indonesia. En China será el yacimiento de Zhoukoudian (Chou Kou Tien) el que alcanzará su fama por la presencia de restos de Homo erectus. Su industria se basa en los cantos trabajados, así como lascas y núcleos casi siempre de cuarzo. La coexistencia de industrias con y sin bifaces será una característica del Paleolítico Inferior. Se ha intentado buscar una explicación en las limitaciones de la materia prima, pero no siempre podremos interpretarlo así. La propia dispersión geográfica podría explicar estas variaciones al permitir que los grupos humanos desarrollen soluciones específicas a sus condiciones particulares.